Ibis eremita en La Barca de Vejer

 

Filo CORDADOS

Subfilo CRANEADOS

Superclase GNATOSTOMADOS

Clase AVES

Orden PELECANIFORMES

Familia: THRESKIORNITHIDAE

Subfamilia: THRESKIONITHINAE

Género Geronticus

Especie Geronticus eremita

Cuanta una leyenda local de la zona de Birecik que el ibis eremita fue una de las primeras aves que Noé liberó del Arca como símbolo de fertilidad, y un sentimiento religioso persistente en Turquía ayudó a las colonias a sobrevivir mucho tiempo después de la desaparición de la especie en Europa. Este ibis fue idolatrado y considerado como ave sagrada y símbolo de esplendor en el Antiguo Egipto, donde fueron considerados como la encarnación de Toth, que normalmente se representaba con el cuerpo de un hombre y la cabeza de un ibis.

La especie se encuentra en peligro de extinción según la escala de la UICN, con una población estimada en 2018 de unas 147 parejas reproductoras en libertad y más de 1.000 en cautiverio. Tan solo cuenta con una pequeña población en el suroeste de Marruecos y con otras todavía menores, en localidades de Siria (desierto de Palmira) y Turquía (Birecik). Vive en zonas áridas, llanos y mesetas que incluyen acantilados rocosos donde se instalan las colonias de cría. También se alimenta, sobre todo en invierno, en campos de cultivo y prados. Su alimentación es a base de insectos y otros invertebrados, aunque en ocasiones también consume reptiles, anfibios, peces e incluso pequeños mamíferos. Sus nidos, hechos de ramitas y forrados con hierbas, pajas, etc., se instalan en repisas de acantilados. Los machos a veces “recogen” comida de las hembras. El ibis usa su pico largo para buscar comida en el suelo suelto y arenoso. Debido a que esta ave caza principalmente por sondeo, una superficie blanda es indispensable, y es importante que la vegetación sea escasa. Este ibis eremita comienza a reproducirse de tres a cinco años de edad, y se aparea de por vida. El macho elige un lugar para anidar, lo limpia y luego hace una especie de rito de apareamiento a una hembra agitando su cresta y emitiendo sonidos bajos.

Fotografía de David Collis

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