Orfeo y Eurídice
Adquiere el caminante un aire de homo viator cuando transita por senderos colindantes a marismas y humedales; diríase que en sus manos porta un rosario cuyas cuentas fluyen entre sus dedos con la fluidez cristalina del agua. Pero no son oraciones las que su lengua musita; son palabras y en ellas se enreda torpemente, tropieza …